Casa y monumentos del valle
De las poblaciones que conforman el Valle podemos destacar algunas construcciones bien sean casas, iglesias, ermitas o edificios de trabajo. Algunos se conservan adecuadamente, han sido restaurados, están en proceso de reconstrucción o bien en semi en ruinas presentando cierta singularidad y características por las que podemos acercarnos a visitarlas.
Casas
La mayoría de las casas mantienen la estructura y construcción típica aragonesa del Prepirineo. Eran el centro de la vida diaria pues las duras condiciones climatológicas, su situación geográfica, las difíciles comunicaciones, la adaptación al modo rural casi autosuficiente y la armonía con el entorno propiciaba edificaciones construidas en piedra (abundante en la zona), con sillar o sillarejo en las esquinas y en las puertas de entrada con arco de medio punto. A los dos lados de la puerta podemos encontrar en algunos de estos edificios un “pollo”, “bancalé” o banco para sentarse. Suelen tener tres plantas o dos plantas más las falsas. Y se rematan mediante una chimenea con “espantabrujas” sobre un tejado a dos aguas de losas de arenisca para favorecer la caída de la nieve.
La planta calle se tenía como un patio amplío que solía dar acceso a una bodega o almacén, cuadras y al corral. Unas escaleras de obra nos llevan a la segunda planta, más templada al estar alejada de la humedad del suelo, donde encontraremos las instancias principales: la cocina que solía tener hogar, servía de fuente de calor en invierno e instrumento fundamental para cocinar (algunas todavía lo conservan) y otras habitaciones como despensa o los propios dormitorios con mobiliario sencillo de madera, pero muy duradero. El baño o excusado se dejaba normalmente en el corral, en la planta baja. La tercera planta o falsas podía servir de secadero, de almacén de grano, paja, etc.
Las casas nobles poseían grandes piedras sillar en el arco de entrada o dinteles más llamativos fechados, escudos de la familia que las distinguían y grandes cornisas de madera. La entrada era elemento de distinción. Las casas humildes no usaban piedras tan grandes, ni escudo y podían tener un piso menos.
Algunos de los pueblos todavía conservan una curiosa construcción cilíndrica de piedra, de pequeño tamaño y rematada con un bajo cono realizado en losas de piedra. También tenían en la pared una pequeña puertecita, son los pozos que abastecían de agua al pueblo.
Cada población con sus peculiaridades y sus edificios singulares forma parte del patrimonio cultural del valle; Muchas de ellas abandonadas (Grasa, Secorún, Villacampa, Cerésola, …), otras repobladas y reconstruidas (Aineto, Solanilla, Artosilla, …) y otras han conseguido mantener población desde el medievo (Gésera, Laguarta, Gillué…), tiempo en que se forjaron estos pueblos. Vamos a ir nombrando lo más destacado de algunos de ellos.
Belarra
Destaca la Ermita de San Ramón Nonato muy cercana al pueblo. Fue restaurada por “Los amigos del Serrablo”. Presenta una cabecera románica de finales del S. XII o principios del XIII que al exterior muestra un ábside cilíndrico en sillar poco trabajado y sin vanos. La puerta de entrada es de medio punto dovelada y se abre en el muro sur. Se observan un medallón rebajado y en el intradós la fecha grabada de 1635, posiblemente año en el que se acabó de construir la nave. En el interior podemos encontrar un maravilloso suelo de piedra (canto rodado) con diversos diseños geométricos y un ábside decorado con pinturas de estilo popular y escudos nobiliarios.
Yéspola
Tiene un buen conjunto arquitectónico, a pesar de que en el S. XV sólo contaba con dos fuegos y a finales del XX había censadas 5 personas. Destaca la torre de los Villacampa del S.XVI, familia de linaje que tenía asentamientos en otros pueblos del valle como Gillué y Laguarta, y frente a ella, la torre de la iglesia que fue construida en el S. XVIII. La torre de carácter defensivo presenta bajo uno de los vanos, de realización más tardía, el nombre del dueño.
Grasa
Las edificaciones responden a la arquitectura tradicional, destaca “Casa Otín” construida en el s..XVII según aparece fechada en un hueco relieve incluido en un vano con forma de arco conopial.
Arraso
Se puede ver una iglesia dedicada a San Urbez, patrón del pueblo, construida entre los ss..XVII -XVIII con portalón abovedado.
Ceresola
Su iglesia es del S XII, otro ejemplo del románico rural altoaragonés, allí se encontró una píxide esmaltada (vasija dónde se contenía la Sagrada Eucaristía) del S.XIII que se conserva hoy en el Seminario Conciliar de Barbastro y unas pinturas murales de s.XII y XIV que se localizan en el Museo diocesano de Jaca. Sufrió un gran incendio durante la Guerra Civil.
Ordovés
Ir a Ordovés es ir a visitar Iglesia de San Martín de estilo mozárabe de comienzos del S.XI que es la más meridional y la más sobria del estilo serrablés. Las pinturas se conservan parcialmente en el Museo de Jaca.
Castillo del Guarga
Su denominación proviene del topónimo medieval Castel Lores y parece indicar que hubo una fortaleza anterior al S. XII según apuntes de Durán Gudiol. Actualmente apenas queda en pie ningún edificio destacable pero tiene unas vistas espectaculares del Valle.
Gésera
Pasando por Gésera, en la pista de acceso al pueblo, antes de llegar al núcleo se divisa a la izquierda unos grandes edificios de piedra hacia los que se abre un camino por el que acceder a ellos, a pie o en coche, nos encontraremos:
La pequeña abadía o casa del cura junto a la iglesia, de la que destaca su torre, tenía un preciado frontal en tabla pintado al temple del S.XIII que representaba a San Juan Bautista y que parece se encuentra en el Museo de Arte de Cataluña. Ahora está casi derruida pero la fachada todavía se mantiene en buen estado.
Las tumbas antropomorfas son propias de la Edad Media en el Serrablo debido a la estructura geológica que presenta. Al estar en el exterior, delante de Casa O Tejedor, se van modificando y deteriorando por las inclemencias del tiempo. Las “tumbas de laja” denominadas así por Castán Sarasa también se pueden encontrar en Arraso. Este tipo de enterramientos se usaron hasta el s. XVIII cuando se comenzó a introducir el ataúd de madera.
Casa O Tejedor junto a ambas, tiene una gran casa de fachada arreglada que muestra la estructura de una gran casa del prepirineo con varios balcones. Muestra un bonito alero con decoración geométrica y se remata con un tejado a cuatro aguas.
Y si llegamos hasta el centro del pueblo encontraremos una antigua pardina, protegida por patrimonio, pues mantiene la era delante y un tejado singular.
Molino Villobas
Situado en una plácida llanura recta junto a la carretera mantiene la estructura original del molino que data del siglo XVI ( según la relación de los libros de cuentas) y se mantiene intacta.
Lasaosa
El camino de acceso al pueblo es de piedra gorda suelta, se puede realizar con un turismo, pero puede ser más conveniente dejar el coche fuera. Gran parte del pueblo esta en proceso de reconstrucción como una vieja herrería cuyo contenido se encuentra en el Museo del Serrablo de Sabiñánigo o el horno de pan. Además, cuenta con una iglesia de una sola nave y testero recto y una abadía del S. XVI aunque no se conservan adecuadamente. Se habla también del Dolmen de Lasaosa conocido asimismo como caseta d´as bruxas, monumento de considerables dimensiones del neolítico aragonés anterior al 4.000 a. C.
Como en muchos de estas poblaciones había una casa para el transformador eléctrico de comienzos del siglo XX hecha en piedra de cuando la electricidad provenía de Molino Escartín.
Artosilla
Es un pueblo muy pequeñito en el que destaca la maestría de la reconstrucción de algunas casas también se puede ver la pequeña iglesia sin techumbre que en el arco de entrada hecho con un solo sillar se lee en castellano antiguo que fue construida en 1852. Había también una casa fortaleza perteneciente a los Villacampa que se encuentra en ruinas.
Aineto
Podemos encontrar paseando por sus calles de tierra ejemplos de la arquitectura popular destacando bonitas portadas decoradas con dovelas y relieves, las chimeneas troncocónicas y cinco pozos de agua con brocal y tejado de losa además de dos pozos de riego en las huertas a ras de suelo.
Solanilla
Se accede por una pista de tierra, muy complicada con lluvia o nieve, entre los edificios en reconstrucción se encuentra un molino de trigo que data de 1852 con dos tipos de construcción.
Guillué
Todo el casco alto del pueblo esta declarado como BIC (Bien de Interés Cultural). Destaca la Torre de Defensa de los Villacampa (S.XVI) actualmente tiene el tejado derruido, pero sigue manteniendo su esencia. Esta unida a la Casa de la familia nombrada y tiene dos plantas y falsa. Sobre la puerta de entrada hay un matacán. En ella se puede observar también el escudo de la familia sobre una de las ventanas.
Laguarta
El actual núcleo urbano surge a partir del siglo XV, el anterior estaba ubicado junto al Cementerio y se conserva la toponimia. Son varios barrios unidos por la calle del Pilar ( Camino de San Urbez) y el Camino Real ( Camino de Matidero). Confluyen en la Plaza, en su entorno se encuentra la Casa Fuerte Villacampa ( casa Chantre), palacete llamado la Casa de los Escudos, del siglo XVI y la Iglesia de San Salvador ( Siglos XVI y XVII). Junto a ellas, la Fuente Villacampa y entorno de la antigua Casa Cudillo ( Casa Principal Villacampa) destruída en 1938. Conjunto BIC.
Ver fotos Lucien Briet de hace más de 100 años.
Se conserva también la antigua Abadía con ventanal gótico, el Lavadero del Pueblo, el Lavadero Cudillo ( recinto), la Herrería, los restos del Molino, la Central Hidroeléctrica centenaria y en funcionamiento, para fines divulgativos.
Conserva también los restos del Caserío de los Molinos, a media hora del pueblo por el “ Camino de los Cajicos Milenarios”.
Se puede observar el sistema de Riego de San Salvador, con toma, balsa y derivaciones, que data de la Edad Media, en funcionamiento.
Silvia Gómez Bosque y Arancha Salazar Romo.